viernes, 14 de noviembre de 2014

Soraya, la reina de corazones

"¡Que les corten la cabeza!", gritó la vicepresidenta del Reino, Soraya. Estaba iracunda por la visión en algunos pergaminos de críticas hacia su excelso mentor, el emperador de la siesta. Cualquier mancha en las crónicas de su señor podría suponer un obstáculo para su camino hacia el trono.
Algunos billetes de los que acababa de guardarse, cayeron de la bolsa de uno de los asesores de Soraya mientras trataba de calmarla: "Excelencia, no os indignéis, que eso es de pobres y de perropífanos".
"¡Que les corten la cabeza!", insistió la pequeña lideresa a pleno pulmón.
Soraya Sáenz de Santamaría, negoció el rescate de los periódicos con Pedro J. Ramírez.
 Desde que alcanzó la mayoría absoluta, el Partido Popular no está acostumbrado a que le lleven la contraria. Por eso en el Gobierno no podían sentar peor las críticas que llegaban sobre su administración desde medios como El Mundo, El País o La Vanguardia. La solución era sencilla, cargarse a sus directores para que el resto supiera por dónde tienen que pisar. Como hacer eso por decreto ley está feo, Soraya Sáenz de Santamaría decidió usar un método algo más sibilino: si los medios querían el rescate que llevaban años reclamando, tendrían que pagar el precio que ella ya tenía claro que iba a exigir.

Según destacan en Periodista Digital, Pedro J. Ramírez, Javier Moreno y José Antich dejaron de dirigir sus correspondientes cabeceras apenas días antes de que la vicepresidenta introdujera el canon AEDE en la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual.  Una vez cumplido el trámite, el consejo de ministros recibió el artículo 32.2 de la nueva LPI redactado por la misma AEDE, lo que quizá explique por qué es una chapuza tan grande. También explica por qué tanto José Ignacio Wert como José María Lassalle están desaparecidos en combate en todo lo que se refiere a este nuevo impuesto revolucionario: no saben de qué va. Y quizá sean de esas voces dentro del PP que están en contra de introducirlo.

A continuación de todo esto, Soraya y Mariano ponen a presidir RTVE al tipo que convirtió Telemadrid en un hazmerreír. A dirigir los informativos de la televisión de todos al director de opinión de La Razón (y todos sabemos qué opinión tiene La Razón, así, en general). Al frente de la filial de la misma RTVE en Cataluña al director de comunicación de su eterna candidata, Alicia Sánchez-Camacho. Y se atreve a crujir a multas a Mediaset y Atresmedia como castigo por los desmanes de Jesús Cintora en Cuatro y Jordi Évole en La Sexta. Quizá de La Sexta en general, porque en Antena 3 se portan mucho mejor.

Y mientras tanto, siguen terceros en muchas encuestas. Porque las cosas han cambiado. Porque el país de las maravillas se llama ahora Internet y no estamos dispuestos a que nos gobierne alguien que cree que democracia es gritar "¡que les corten la cabeza!" más alto que la oposición. Pero sí estamos dispuestos a gritarlo nosotros.

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