miércoles, 23 de julio de 2014

¿Durará más el #CanonAEDE o el Gobierno del PP?


Anota la fecha: el martes 22 de julio, la comisión de Cultura del Congreso de los Diputados aprobaba una de las leyes más nefastas para Internet en España. Con poder legislativo pleno, una comisión digna de película de los hermanos Marx pasaba la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual (LPI) que incluye el canon por cita. 

Te pido que anotes la fecha para cuando tengamos que explicarles a nuestros diputados qué es lo que aprobaron.

El sentir generalizado de los que nos hemos opuesto desde el principio al canon AEDE es que nadie sabe lo que es. Por eso la oposición ciudadana es grande, pero quizá aún no masiva. Gobierno y grandes medios lo han hecho muy bien tapando el posible debate con maniobras de calendario y jugarretas como el llamarlo "tasa Google" para confundir al personal.

Lo que no sabíamos es que la maniobra de despiste había llegado al extremo de que los propios diputados no sabían lo que es el canon AEDE en el momento de votar su aprobación. Juan Manuel Albendea, diputado sénior del Congreso se justifica que no usa las redes sociales y no opina para defender su neutralidad. Suponemos que es el mismo motivo por el que José Ignacio Wert carece de educación y cultura.
El presidente de la Comisión de Cultura ve un fotógrafo y necesita que le tranquilicen y le expliquen que las fotos no te roban el alma.
El canon AEDE es un impuesto revolucionario que el lobby de los grandes medios de comunicación "pre-Internet" han exigido al Gobierno, ante su incapacidad para adaptarse y a cambio de un cierre de filas en torno al Partido Popular. Lo pactó la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y se resume en que cualquiera que enlace los contenidos de otro medio incluyendo una pequeña explicación, tendrá que pagar por ello. A efectos prácticos supone la defunción del derecho de cita en España, un atentado contra la libertad de información de los ciudadanos.

Poco más porque la ley es un traje a medida para sacarle dinero por Google News a la compañía del buscador, que se limitará a cerrar el servicio en España. Un servicio en el que no inserta publicidad y que por tanto no le genera ingresos. Afectará también a Twitter y Facebook, las grandes calladas, que también cerrarán las oficinas en nuestro país, así como cualquier otra empresa nacional que pueda hacerlo. Menéame se debate entre eso y cerrar el chiringuito.

El Gobierno se la juega en la vuelta


La votación casi clandestina organizada por el PP a finales de julio, un mes normalmente sin actividad parlamentaria, se ha saldado con una victoria pírrica apoyada solo en su mayoría absoluta. La votación quedó con 22 votos a favor y 20 en contra. Debería haber habido algún voto a favor más, pero sus señorías perdían el avión y huyeron aprovechando un receso, como pudo oírse en algún momento del vergonzante  streaming de la votación.

El PP defendía que la reforma de la LPI se había construido desde el consenso. Claro que lo dijo justo después de que todos los grupos afirmaran que el Gobierno no había mostrado ningún interés en discutir enmiendas y llegar a acuerdos. No escuchan. Y al final, se quedaron solos con su mayoría absoluta.

Y solos dentro de esa mayoría. De entre los pocos diputados que sabían lo que estaban votando, varios levantaron su mano a favor impulsados solo por la disciplina de voto. No solo en el PP, también en otras formaciones que pedían versiones más duras de la ley, si bien hubo casi quórum entre la oposición en que el canon AEDE es un despropósito.

El siguiente paso es el Senado, donde también hay mayoría absoluta de los populares, así que el proyecto no tendría que sufrir ningún bloqueo. Pero se va a encontrar baches. Partidos como CiU que parecían apoyarles en este viaje les han dejado de lado y el Gobierno va a necesitar todo el crédito político que pueda reunir para afrontar el final de legislatura. Y precisamente se acercan las próximas elecciones y los ciudadanos ven en esta ley un nuevo motivo para no votar de nuevo a los conservadores o para ir al colegio electoral y elegir otra papeleta.

A otros que el tiro les puede salir por la culata es a los socios de AEDE. El nombre empieza a sonar como el lobby que es y El País, El Mundo, ABC, La Vanguardia, La Razón, El Periódico y las demás cabeceras afrontan un nuevo golpe a su credibilidad periodística. Es difícil vender independencia cuando le pides una paga extra al Gobierno para maquillar tus torpezas empresariales.

Pero no solo de credibilidad vive el periodismo online. También vive de tráfico y la reacción en las redes sociales a la aprobación del canon AEDE apunta a un boicot y ya hay incluso extensiones para no entrar en medios del lobby ni por equivocación.

La ley es injusta y acabará cayendo cuando sus pocos defensores se den cuenta del error histórico que están cometiendo. Falta por saber cuándo se producirá esta caída. ¿Quién sabe si será esta la vez en la que el Senado resulte servir para algo?

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