viernes, 25 de abril de 2014

Internet rico, Internet pobre

Hasta ahora ha sido una suerte que tan poca gente haya oído hablar de la neutralidad de Internet. Del mismo modo que ningún periódico abre con un titular de que el cielo es azul (o casi ninguno), no era necesario hablar de algo que se daba por supuesto: la posibilidad de acceso a cada uno de los puntos de la Red mundial siempre ha sido la misma para todos

La hegemonía de Google y las grandes inversiones de algunos actores en posicionamiento han podido enturbiar esa igualdad, pero ni estamos obligados a usar ciertos buscadores ni hay empresa alguna a salvo de un cambio a fondo de los algoritmos de búsqueda. En cualquier caso, la situación se resume en que tu información puede ir en un twingo o en un ferrari, pero en cualquier caso viaja por la misma autopista. Pero todos sabemos que existen las autopistas de peaje.

Trabajadores chinos durmiendo en una autopista. Foto: Reuters.

La intención de las telecos de crear distintas vías de acceso a Internet se convierte en uno de los grandes retos democráticos de los próximos años. La idea es mejorar la velocidad de quien pueda pagarla. Por ejemplo, si quieres curiosear entre la oferta de libros, sabrás que si Amazon paga la cuota correspondiente podrás navegar por su web con mucha más velocidad que en la página de la librería del barrio que bastante hace manteniendo la presencia online.

Esto se aplica cualquier tipo de provisión de servicios en Internet. Nuevos emprendedores con negocios audiovisuales se verán ahogados por la provisión económica de las grandes corporaciones y sus películas o sus podcasts verán cómo les adelanta por la derecha cualquier oferta de Hollywood por el mero hecho de que no hay que esperar tanto para ver el producto. Olvidémonos de cualquier competencia a Spotify, independientemente de las mejoras tecnológicas que pudiera aportar, si no tiene detrás un gran inversor dispuesto a pasar por la cabina de peaje.

Las telecos que proporcionan el acceso a la Red siguen la lógica empresarial al plantear estos cambios. El problema es que en Estados Unidos, donde de alguna forma está "el gobierno de Internet" empieza a dar pasos normativos en esta dirección. El Tribunal Federal ha dado la razón a Verizon en una demanda contra la Federal Communications Commission por bloquear la creación de un producto de más velocidad para empresas. O mejor dicho, de mayor prioridad: no se trata de ampliar los megas de navegación, sino de que las respuestas de los servidores de algunos clientes se atiendan más rápido que las de otros.

Ante la sentencia, la FCC está revisando su normativa, abriendo puertas a la ruptura de la hasta ahora intocable neutralidad. El peligro real es de que se llegue a estrangular la innovación que da vida a Internet y de que las vías de la información pasen a estar controladas por los grandes actores que ya controlan los grandes medios de comunicación tradicionales.

El peligro es, como siempre, los des siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario